Al igual que las hojas, los frutos y las flores son importantes para distinguir unas especies vegetales de otras. Hay familias de especies que se caracterizan por un tipo de flor concreta, o por un tipo de fruto concreto.
En los árboles, algunas veces las flores son poco visibles y duran en el árbol menos tiempo de lo que lo hace el fruto. Por este motivo, es más probable que a la hora de identificar una especie encontremos el fruto, en diferente grado de madurez, mientras que la flor muchas veces no la tenemos disponible en ese momento.
Sin embargo, para comprender el fruto es necesario conocer la flor y sus distintas partes, ya que el fruto se forma a partir de la fecundación la flor para desarrollar las semillas que permitan la reproducción de la especie.
En esta página se dan algunas primeras pautas de los tipos más comunes de frutos, así como una pequeña descripción de los conceptos más importantes relacionados con el fruto y la flor.
Partes de la flor
Lo cierto es que en la naturaleza hay mucha variabilidad, y no todas las flores son iguales. Podemos encontrar flores sólo femeninas (que dan lugar a frutos), flores masculinas (que sólo generan polen), flores hermafroditas, etc. También a veces aparecen flores modificadas, o que carecen de alguno de los elementos acostumbrados, pero dentro de la «flor tipo» podemos encontrar las siguientes partes:
CÁLIZ: Es el conjunto de los sépalos, los cuales suelen ser verdes, aunque a veces toman colores morados o marrones. Pueden estar separados o unidos entre sí.
COROLA: Es el conjunto de los pétalos, de diversos colores y formas. También pueden aparecer separados o unidos entre sí, en mayor o menor medida.
ANDROCEO: Es la parte masculina de la flor, encargada de generar polen para fecundar los óvulos del gineceo. En androceo lo compone un conjunto de estambres, los cuales tienen un filamento y una antera, dentro de la cual se generan los granos de polen.
GINECEO: Es la parte femenina de la flor, compuesta por los carpelos, que a su vez se divide cada uno en ovario, estilo y estigma. El estigma capta el polen. El estilo conecta el ovario con el estigma, y en el ovario se encuentran los primordios seminales (óvulos), que una vez fecundados dan lugar a las semillas. Después de la fecundación el ovario también se desarrolla formando el fruto que protege a las semillas.
Partes del fruto
En general el fruto está formado por un gineceo maduro y puede comprender partes accesorias de la flor como el pedúnculo, el cáliz, etc. Para que se desarrolle el fruto tiene que haber fecundación, excepto en algunos casos, como por ejemplo el plátano, en cuyo caso hablamos de frutos partenocárpicos (sin fecundación), que no tienen semillas.
En el fruto, la pared del ovario maduro forma el pericarpo, que puede ser seco, carnoso, fibroso o pétreo. A menudo pueden distinguirse tres capas diferentes que forman el pericarpo: la más externa (epicarpo), la media (mesocarpo) y la interna (endocarpo).
Para clasificar los frutos se utilizan las características del epicarpo además de otros caracteres, como por ejemplo si son dehiscentes (se abren solos para dejar caer las semillas) o indehiscentes (no se abren y las semillas quedan dentro).
Tipos de frutos
Existen multitud de tipos de frutos. De forma general se denominan frutos secos a los que presentan un pericarpo seco cuando el fruto está maduro; y frutos carnosos a los que presentan el pericarpo parcial o totalmente carnoso o fibroso.
Dentro de los frutos secos, podemos encontrar: Aquenio, Cariópside (típico de gramíneas), Cipsela (típico de Compuestas), Núcula (avellano, tilo), Sámara (olmos, fresnos), Legumbre (familia Leguminosas), Silicua (familia Crucíferas), y otros tantos.
Dentro de los frutos carnosos podemos encontrar: Baya (tomate, uva), Hesperidio (fruto de los cítricos), Pepónide (calabazas), Drupa (melocotón, cereza, aceituna), Pomo (pera, manzana), etc.
Son muchos los tipos de frutos que existen y cada uno tiene sus características. Unos son más comunes que otros, e incluso hay algún tipo de fruto que es característico de una especie concreta, por ejemplo la Balausta, que es la granada (Punica granatum).
Algunos ejemplos de frutos
En esta sección se muestran simplemente algunos ejemplos de frutos que encontramos en los árboles de Tajamar.
Madroño: el fruto es una baya rojo-anaranjada, con el mesocarpo y el endocarpo carnosos. El epicarpo es rugoso.
Sáuco: el fruto es una baya pequeña, de unos 5 mm de diámetro y color púrpura – negruzco. Presenta restos del cáliz. Se lo comen muchas aves.
Encina: el fruto es una núcula con el pericarpo más bien duro, es conocido como «bellota», y resulta ser un alimento muy apreciado por el ganado porcino.
Hiedra: El fruto es una baya negra del tamaño de un guisante con 2-5 semillas y es venenoso para los humanos, pero algunos pájaros los comen.
Granado: El fruto es en balausta de 5-12 cm; esférico, coriáceo, rojizo o amarillo-rojizo, coronado por los restos de los segmentos del cáliz. Se conoce como «granada» y sus semillas son las realmente comestibles.
Catalpa: Fruto tipo cápsula, muy larga (20-28 cm), estrecha (1 cm) y péndula, que permanece mucho tiempo en el árbol, pero que durante el invierno se va abriendo por dos valvas y soltando las semillas que son aplanadas y pelosas.
Pittosporum: Fruto en cápsula ovoidea, tomentosa y dehiscente por 2 a 4 valvas, habitualmente 3. Alberga en su interior varias semillas rojo-anaranjadas.
Acebo: El fruto es una drupa (endocarpo leñoso y mesocarpo carnoso) poco carnosa, que adquiere un color rojo en la madurez. Resultan tóxicas para el hombre.
Magnolio: El fruto es un polifolículo grande, de 7,5 a 15 cm de longitud por 5 cm de ancho, con aspecto de piña. Los folículos son pelosos y contienen de 1 a 2 semillas cada uno (normalmente solo una), las cuales son lisas y de color rojo reluciente, de alrededor de 1 cm de longitud.
Arce: Los frutos son sámaras (concretamente disámaras), que son frutos indehiscentes con un ala de consistencia fibrosa o papirácea, que permite la dispersión de los frutos por el viento.